NO TODO VALE EN LA GESTIÓN DE ATENCIÓN PRIMARIA

(Basado en el Documento de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria, ( SoMaMFyC) aplicable a la situación de la Medicina Familiar y Comunitaria en España y la Comunidad Gallega.)

Las recomendaciones “No Hacer” en España surgen al calor de una corriente internacional contra las decisiones sanitarias erróneas en un contexto de “demasiada medicina”. Pretenden, por tanto, basarse en la evidencia disponible, evitando duplicidades, decisiones con un mal balance riesgo/beneficio e incidiendo en el verdaderamente necesario.

Entendemos que la gestión sanitaria es un mundo muy complejo por ser un verdadero “cruce de caminos” de intereses dispares cuando no contrapuestos y sometido a enormes tensiones económicas. A eso hemos de añadirle qué cada sistema sanitario es hijo de su propia historia y por tanto no hay un catálogo de medidas universalmente exitosas. La actual Atención Primaria española es sólida, seguramente una de las más sólidas de los países de nuestra entorno. Pero desde su diseño durante la transición sufrió una erosión que creemos que no es achacable al paso del tiempo sino la un cúmulo de decisiones erróneas en la gestión del sistema sanitario. Son decisiones en su mayor parte válidas para todo el territorio nacional, aunque con particularidades autonómicas.

Nos gustaría una “gestión basada en la evidencia” aunque somos conscientes de la dificultad de encontrar datos confiables. Con todo, desde las investigaciones de Barbara Starfield se sabe que los sistemas basados en una Atención Primaria fuerte obtienen mejores resultados en salud para la población y a un coste más reducido (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16202000). Las evidencias se acumulan en esa dirección. Una Atención Primaria fuerte no consiste en repetir el mantra del “eje del sistema” sino en aceptar sus valores (la integralidad, la longitudinalidad, la cercanía de los cuidados…) como centrales en el sistema, en colocarla con peso suficiente en los núcleos de decisión y en dotarla de recursos adecuados para el desarrollo de su función balanceando el peso económico de la atención en los hospitales.

 

Dicho todo esto, nos atreeimos a hacer unas recomendaciones “no hacer” que se alejan un tanto del movimiento de “demasiada medicina”, que no disponen del peso de la evidencia aunque nos parecen “evidentes”. Lo hacemos con la intención de señalar malas decisiones que empujan a los equipos de atención primaria a una peligrosa situación de deterioro y agravio. Todas tienen su bibliografía que avalan las afirmaciones. Hay, sin duda, muchas más. Nos centramos en unas cuantas que nos parecen relevantes.

Creemos imprescindible empezar a incidir en el verdaderamente necesario para colocar a la Atención Primaria en el lugar que se debe, huyendo de retórica. De lo contrario corremos el riesgo de llegar a un punto de no retorno en su deterioro.

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